15/5/07

Vita Marcika


El jueves fuimos a verle.
Actuaba en un patio de esta ciudad. Una historia traída del saco roto de la cultura checa. Su enorme vitalidad nos contagió a todos. Su habilidad para entrar y salir de la historia, o mas bien para meternos a todos en ella, es el centro de la función. Un escenario modesto, unos títeres de madera y trapo, sinceros, sin ocultamiento de mecanismos, todo se ve, no hay efectos mágicos, la magia está en su poder de comunicación. Una de las claves es el personaje principal , asistido por su hija , se dirige al público en un mal castellano o directamente en checo, el cual es traducido simultáneamente por ella, generando situaciones disparatadas de una enorme vitalidad.
Con la cámara desbordante y el corazón en la mano, grabé algunos de esos momentos .
Al final de la función, un integrante de su compañía, que me había visto grabar desde mi asiento, se me acercó, y amablemente me pidió una copia del material que había grabado. -Es que no tenemos nata para mostrar por ahí, me dijo. Yo accedí , y le dije que me pondría en contacto con ellos en algunos días, antes de la finalización de Titirimundi.
El viernes por la mañana, nos avisaron que la abuela, había fallecido, y que teníamos funeral por la tarde y entierro en el pueblo el sábado por la mañana. El rato que tuve por la mañana, mientras Pablito dormía su siesta, lo utilicé para, preparar el material grabado la tarde anterior, recortar lo que no interesaba, dotarlo de una breve introducción y un final. Y todo ello montado, transformarlo en un disco, visible en cualquier aparato doméstico. Además pude diseñarle una portada al disco. Quería entregarles un trabajo digno, modesto, pero con lo esencial de su actuación.
El fin de semana transcurrió , entre la tristeza del entierro, y un examen de matemáticas que ayudé a preparar a Horacio. Mientras tanto el ordenador hizo su trabajo de entregarme dos copias del vídeo montado.
Ayer, por la tarde, se repetía en el mismo patio, la actuación del jueves.
Me acerqué allí, y pedí entrevistarme con él para entregarle el disco.
Apareció con su barba y una túnica toda bordada en verde y oro, en realidad parecía un retal de un tapiz o una alfombra. Al tenerlo frente a mí , le alargué tímidamente el estuche con el disco. En una breve conversación, entrecortada por la diferencia de idiomas, me preguntó el precio de ese disco. Yo no había pensado en su valor económico, y entonces le dije que nada , que era un regalo. El me miró sorprendido , dibujándose le una sonrisa , como de haber visto a los Reyes Magos.
Anoche, como a las diez, sonó mi móvil, el niño ya estaba dormido, y yo no atinaba a sacar el artilugio del bolso con rapidez para atenuar el ruido, al final, en la cocina, pude descolgarlo y atender. Al otro lado del aparato , la voz de una mujer extranjera me traducía, emocionada las palabras de su padre, que, como un eco, se escuchaban a la vez.
Habían visto el vídeo.

3 comentarios:

analau dijo...

de vez en cuando la vida...
nos da permisos
recibir
dar
sonreir
compartir
beso
:)*

Anónimo dijo...

la magia de conectar con alguien.

Veji dijo...

gran gesto de tu parte.Gran respuesta de ellos.Estupenda relacion humana,sin necesidad de prolongarse en el tiempo,o si.Te felicito.Conmovedora.