18/5/07

Leyes naturales


Volviendo a casa, ayer por la tarde, el cielo estaba casi despejado. Quedaban todavía tres horas de luz. El campo, esta primavera, está desbordante de naturaleza. Por todos lados florece y una infinidad de bichos puebla el aire del atardecer.
Salí por la carretera habitual, a la velocidad normal, para llegar tranquilo a casa.
Los pueblos a esa hora de la tarde tienen un color cálido que todavía invita a llegar al hogar de manera sosegada.
Pasado el último pueblo, después de la curva, el horizonte a través del cristal del coche, se puebla de fresnos verdes y la cinta gris de asfalto que abre un tajo zigzagueante .
A cierta distancia veo brillar en el camino, una culebrita . En su serpentear a mitad de camino, pugna por cruzar de una cuneta a la otra.
No viene ningún coche de frente por lo que prudentemente, para no aplastarla, aminoro la velocidad del coche y enfilo éste , como para que pase por el medio sin hacerle daño. El automóvil cabecea un poco al ir frenando con la tercera puesta y la puntita del freno, atento a la maniobra, no la vi venir.
El parabrisas delantero se llenó de una silueta oscura .
En un vuelo picado y rasante, tocó la carretera y remontó vuelo con la merienda entre sus garras.

2 comentarios:

Alfredo Moles dijo...

Espero que no te haya jodido el parabrisas.......

Veji dijo...

La naturaleza nos sorprnede.Nos supera.Nos enesña.¿Apreneremos alguan Vez?