29/8/07

El Incendio


Cuando entraste ayer por la puerta, con un nudo en la garganta y los ojos llenos de lágrimas, no supe que hacer, la comida estaba servida, y en un acto mecánico nos sentamos a comer, mientras el humo se colaba por todos los resquicios.
-Hay vacas muertas, algunas con heridas irrecuperables, habrá que sacrificarlas. Me dijiste.
Pero cuando salimos a la calle , al ver a los vecinos con mangueras y cubos, y el horizonte con ese humo que todo lo invadía, tomamos verdadera conciencia de lo que se venía.
- Que ya ha pasado el puente de la vega y viene para aquí . El viento de poniente sostenido durante varios días lo estaba acercando peligrosamente al pueblo.
Un camión hidrante, hacía lo suyo para contener las llamas que rápidamente lo devoraban todo y se acercaban a las balas de paja acumuladas en un nave cercana. Tú te fuiste a convencer a aquella anciana que con una rama de fresno se disponía a defender la nave de las vacas, de la voracidad del fuego.
-Que ya ha llegado a casa de Mariano. Y todos corriendo para allí para enfrentarlo.
Aparecieron los primeros helicópteros cuando ya se estaba por rebasar la línea que divide el campo rústico, del pueblo.
El fuego ya estaba consumiendo alguna nave donde se almacenaba paja para el invierno. Las vacas desesperadas deambulaban por el pueblo, mostrando las heridas terribles.
No pensábamos que nos tocaría a nosotros. Todos estos años contemplando por televisión los desvastadores incendios de Guadalajara y Galicia.
Al encontrame con Alfonso, me contó que en la carretera estuvo como perdido entre el humo y el calor abrasador cuando intentaron contenerlo.
-Ya el fuego va hacia Santo Domingo. Algunos por sus móviles llamaban a los que no estaban. Aumentaban los efectivos de bomberos, y corría el rumor de que si no lo controlaban nos evacuarían.
El campo quedaba yermo , arrasado a su paso, la hierba no segada, las zarzas, los fresnos, los olmos muertos, todo era su alimento.
La tarde iba cayendo y finalmente entre todos pudimos contolarlo, los bomberos, los servicios de protección civil, y los vecinos, que acudimos al lugar en cada momento.
Apagando los últimos rescoldos para que por la noche no se reavivara.
Mientras los bomberos y los helicópteros luchaban contra una montaña de balas de paja que ardía, a pocos pasos, los restos de un carro hecho cenizas, asomando entre éstas, las piezas de hierro que lo sostenían, era el símbolo vivo de la destrucción.
-A las ocho y media hay reunión en el ayuntamiento para coordinar los retenes de la noche.

Basardilla 28 de agosto de 2007


1 comentario:

Alfredo Moles dijo...

Mi solidaridad.Lo sufrimos el año pasado en Conil y a un año vista,todavía da ganas de llorar.
Porque el ser humano es tan HdP?