7/3/07

Carta de navegación

Entre los papeles que me diste el jueves estaba un sobre blanco, adentro un papel amarillento que reconocí enseguida, las líneas de palabras en correcto italiano discurren paralelas , hasta superponerse con un cuadrante dibujado a lápiz.
En el sueño me caía al vacío, y en el grito desesperado de auxilio nos despertamos en el suelo, transpirados, agitados por ese encuentro , por haber soñado lo mismo. Y luego la fiebre, el vuelo , la caída nuevamente hasta que la luz encendida, el termómetro y los cuidados me sumergen en el sueño. De él emerjo tomando una bocanada de aire, después de bucear en lo hondo del río Cosquín, entre las mojarritas y los cantos. Los dos como lagartos en la piedra favorita, cazando moscas a la hora de la siesta.
Esa señal de tu vida que fue el contemplar aquella islita en el lago San Roque, donde imaginabas tus días en compañía del abuelo. Y la pesca solitaria: tus armas de imaginada supervivencia.
Un día dijiste que te querías ir a Europa en barco con billete de ida; habías pasado por la humillación del servicio militar, en la Patagonia lejana. Por la asfixia de la vida en Buenos Aires, las rutinas del alcohol, el desamor y la dictadura que se infiltraba hasta los huesos de la familia. E “il dolce far niente” se instaló en una manera de vivir. Tu mirada desde la bruma del Himalaya nos acercaba el mundo. Casi 10 años después me reuní contigo en una llamada como la de aquel sueño en que conectamos mágicamente. Busqué en tu mirada, ya opaca, los trazos de quien conocía. Pero sólo ví anhelo de algún horizonte lejano y nostalgia idealizada.
Hubo un tiempo luego en que el amor pareció llegar a tus costas, los hijos ocuparon tu espíritu navegante y la tierra se hizo ladrillos, huerta y un oficio para comer. Pero la fogata no existió, sólo fuegos artificiales, y el llamado de otra tierra y un nuevo-viejo amor hizo su trabajo.
Ahora repaso con mis dedos esta hoja amarilla que no es otra cosa que la carta de navegación del bisabuelo Juan Bautista, las palabras me llevan a unas coordenadas, una fecha y un destino. La de la emigración, la fuga, la huida en la búsqueda de nosotros mismos.



Segovia, 26 de abril de 2004


Juan Carlos Gargiulo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre con la mirada en el horizonte,a ver si despeja.
Pero,tengo que admitir que...llore.

Veji dijo...

Historias,codigos conocidos por nosotros,presididos por la
la omnipresencia de mi abuelo Juan Bautista.