El agua refleja al puente rojo. Observo a los amantes desde mi banco mientras abro el periódico, ella viste una camisa larga y un sombrero ligero con vuelo, que le oculta las facciones; él un traje color arena y una camisa blanca abierta hasta el segundo botón. Alzo mi mirada y veo un sauce cercano que los niños han adornado con cientos de grullas de origami, multicolores.
Vuelvo a la página y miro la fecha del encabezado: 6 de agosto. Es temprano aún no son las ocho y diez de la mañana. Unos estudiantes bajan de un autobús, uniformados inician una excursión, algunos se salen de la fila y corren al estanque, a dar de comer a los patos.
Por el sendero a paso corto, dos mujeres vestidas con sus kimonos conversan sobre las propiedades del té y las habilidades que hay que desarrollar para honrarlo en el ceremonial.
La cúpula del observatorio brilla con el sol de la mañana, el ajetreo de la ciudad suena en los raíles de los tranvías y el bullicio de la gente que acude al mercado. Una pequeña escuadra de soldados nos recuerda que estamos aún en guerra. Me gustaría detener este momento para siempre, tenerlo fotografiado.
Los niños cruzan el puente rojo, incomodando a los amantes, él es japonés y ella europea, tienen las señales del amor de la noche anterior, en esa habitación junto al mercado; ella niega con la cabeza y se suelta de su abrazo alejándose un poco. Miro al cielo y un avión enorme lo atraviesa dejando una herida en el lienzo de la mañana. Ahora un resplandor todo lo inunda y su viento de fuego arrasa la ciudad, el observatorio, el jardín...
Mi reloj se detuvo a las ocho y cuarto, ¿dónde están los amantes? ¿los estudiantes? La conversación de las mujeres se ha esfumado, y el mercado un amasijo en llamas. En el puente la sombra roja de unas manos que intentan tocarse. Un escuadrón de harapientos se abre paso entre las ruinas. Un niño lleva a cuestas un bulto pequeño como una almohada, escrito con tres caracteres kanji en tinta roja. Lo lleva hasta el puente donde una barca espera.
Mientras la tarde llega a su fin, leo en La Prensa vespertina los titulares de actualidad:
“6 de agosto de 1945, la Guerra ha terminado”.
En los árboles del jardín crece un estrépito de voces y cantos.
“El gobierno blinda las fronteras ante la migración de gente que escapa de las ciudades ocupadas por los aliados”.
Miles de ellos se arrebujan entre los brotes de hojas doradas. Negros y pardos, multicolores, cantan, conversan, se comunican.
“Refuerzo de efectivos militares para contenerlos”.
La noche va a ser fría, quizá vuelva a helar. A la señal convenida se lanzan en vuelo cubriéndolo todo.
30 de mayo 2024
Enlace de audio: https://open.spotify.com/episode/4tjKq47zdgjYucqYrzuWmG?si=e243b672d59441ae
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